El fútbol argentino ha entrado otra vez en crisis: los clubes suman una deuda que ronda los 700 millones de pesos. La crisis reedita una pelea política que todos los argentinos, les guste o no el fútbol, ya conocen de memoria: la del enfrentamiento del kirchnerismo con la oposición sojera.
Para que los de la Mesa de Enlace no crean que las retenciones se aplican sólo a la soja, ahora el gobierno se las aplicó al diario que las defendió en la llamada ‘crisis del campo’. Pero no del 35 sino del 100%. La crisis consiste en que se gestó un frente único de la AFA, las dirigencias de los clubes y el sindicato de futbolistas agremiados para arrancarle más plata al grupo Clarín –que es el dueño de gran parte de la verdadera patronal del fútbol nacional que es la Televisión–, pero que terminó con la rescisión del contrato de la AFA con el multimedios.
Los clubes del fútbol se han transformado en un campo de enriquecimiento de decenas de dirigentes inescrupulosos, que ocultan las verdaderas transacciones con los jugadores, evaden impunemente los impuestos y no pagan los aportes jubilatorios a los jugadores y a los empleados de esos clubes. Tampoco presentan los balances de sus cuentas en la AFA; ni la AFA se las pide. Las deudas de los clubes con el fisco rondan los 300 millones de pesos, casi la mitad de la deuda total.
Del fútbol lucran también los comisarios de la Federal y de las policías provinciales, recaudando inmensas cantidades de dinero por “adicionales” para “salvaguardar”los espectáculos, en algunos casos, más del 50% de las entradas de cada partido.
Además, roba la AFA, que es la que recoge y reparte toda la plata del fútbol y la que había establecido un acuerdo increíblemente leonino con TyC Sports hasta 2014 por la totalidad de los derechos televisivos de todas las divisionales del fútbol.
Como en la película “Nueve Reinas”, los estafadores son todos, y entre todos han hundido al fútbol.
Barranca abajo
La caída en picada de las ventas rutilantes de jugadores argentinos al fútbol europeo barrió la ficción de que el festival de estafas podía continuar y ha colocado en rojo definitivo las cuentas de los clubes.
Los mercados actuales de la exportación de futbolistas argentinos son Rusia, los Emiratos Arabes, los griegos, los rumanos y hasta los mexicanos. Estos compran por la décima parte del dinero que pagan los clubes de primera división de España, Italia e Inglaterra, y además compiten con Argentina en el envío de jugadores a las grandes ligas.
Hoy, en la Argentina, los jugadores no sólo se venden mal. Además, las operaciones en negro de los dirigentes y los “representantes” de los futbolistas, así como la venta de “proyectos” de jugadores a precio vil, achican aún más los ingresos reales a los clubes. Así las cosas, ya no se pueden mantener más los planteles profesionales ni los estadios, ni pagar la “seguridad” de los espectáculos.
Bajo el signo de la improvisación
El parate del fútbol es un problema político mayúsculo para un gobierno en crisis, al que algunos quieren sacar antes de tiempo. Ya la Afip –que no tiene empacho en desalojar deudores, hipotecar propiedades y mandar preso a quien no cumple con los impuestos leoninos– les ha ofrendado a los dirigentes de los clubes, por orden del gobierno, un “pacto fiscal” para arreglar una deuda de 300 millones pesos con el fisco. Es dinero suficiente para que algunos dirigentes estén varios años tras las rejas.
El impresentable Grondona pidió, para “seguir tirando”, el enésimo escolaso –un Prode como fuente de recursos para el fútbol, algo tan alevoso que hasta el gobierno duda en otorgar, entre otras cosas porque el Prode es parte de los juegos del pasado. Hoy existe un verdadero festival de quinielas, quinis, lotos, bingos, hipódromos y casinos, que funcionan de continuo los 365 días del año para todos los gustos, sin esperar una apuesta que una vez por semana le brindaría el Prode.
Fuente inagotable de ingenio para las maniobras, Grondona lanzó otra propuesta. Planteó que se aumente 12 pesos el abono de los cables y que los partidos no sean más codificados. La cuenta del cacique de la AFA es que si a seis millones de abonados les sacaban 12 pesos, se juntaban 72 millones mensuales (que, por supuesto, la AFA sería la encargada de repartir).
La negativa de la TV-Clarín de transferir un aumento de los precios del abono empantanó las cosas. Entonces, el gobierno amenazó con una salida a lo Guillermo Moreno, proponiendo que la AFA desconozca el contrato usurario que el mismo Grondona hizo con TyC hasta 2014 –y que sea el Estado el que “compre” el paquete del fútbol– y Canal 7 el que tenga el patrimonio de su televisación.
Los de TyC Sports ven un nuevo caso de ‘expropiación’ – como el de las AFJP– y el fin del fabuloso curro que han armado con el propio Grondona. La TV recibía 304 millones de pesos, se quedaba con 92 limpios y el resto se lo daba para que lo repartiera la AFA. Pero estas cifras subían al doble y al triple cuando se suman las ganancias de los partidos televisados de Argentina a varios países de América, las copas sudamericanas, libertadores, torneos de verano, de recesos, copas América, mundiales, más las ganancias de los propios canales televisivos como TyC Sports y Fox Sports.
El presidente de TyC Sports ha salido después de años de roscas con la AFA a denunciar al gobierno por hacer un pacto con Grondona. Los periodistas más forros del grupo Clarín, deshonrando a los verdaderos periodistas, se acuerdan ahora de que hay que “defender y honrar los contratos con la TV” hasta 2014. Sus patrones les han dicho que “jueguen fuerte”.
Una estatización trucha
Esta “estatización” es trucha, pues significará, por un lado, que el Estado comprará la deuda de 300 millones que los clubes tienen con el propio fisco; por otro lado, que deberá pagar a la policía que se lleva más de la mitad de las recaudaciones. El gobierno ha llegado a la conclusión de que puede administrar las fabulosas ganancias que el fútbol da a la TV, aliándose con otras patronales televisivas (Avila) y, de paso, asestarle un golpe fuerte a la estructura de poder político que tiene Clarín –uno de los arietes de la oposición.
Con la rescisión del contrato con TyC, el fútbol comenzará el 21 a los “ponchazos”, hasta que se rearme una estructura técnica de televisación que a los pulpos de la TV les ha llevado años montar. Vendrá entonces la entrada de otras patronales al negocio televisivo y la “borocotización” de TyC Sports y de muchos periodistas deportivos “especializados”. Grondona ya les está diciendo a éstos que se abran del grupo Clarín y que los privados seguirán televisando, pero claro... sin Clarín. Avila, el inventor de todo el esquema de TyC, ya ha salido a ofrecerse para la tarea.
El espectáculo debe continuar. Seguirá sin culpables la inmensa corruptela de dirigentes y representantes de los clubes y con la continuidad del ya interminable Grondona, que con su voto “positivo” (aunque parezca increíble) se ha puesto el traje de “nacional y popular”, después que hipotecó el fútbol argentino al mejor postor. Repite así el recorrido que siguieron los propios K desde su temprano menemismo.
La decisión de rescindirle el contrato a Clarín es claramente una medida popular para los hinchas. Pero es una salida a lo Kirchner, que terminará beneficiando a otros sectores patronales que armarán su negocio. El actual gobierno no puede rescatar ni salvar al fútbol, cuando no salva la salud, la educación ni la vivienda de los trabajadores.
Las decisiones públicas son siempre políticas. Reorganizar el fútbol y atacar esos grandes intereses es una tarea no lejana, pues el fútbol argentino ya ha tocado fondo. Nada hay más popular que el fútbol para los trabajadores. Encontrar una salida a su crisis no es una tarea de un gobierno que está en el final. Es una tarea de socialistas.
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